A dos años del inicio de su construcción, la Línea 6 del Metro de Nuevo León sigue sin presentar avances significativos, con solo un 30% de progreso, lo que la aleja de las expectativas iniciales y de los plazos prometidos por el Gobierno del Estado.
Concebida como una de las soluciones más urgentes para la movilidad en la entidad, esta línea busca conectar Monterrey con el Aeropuerto Internacional de Apodaca, convirtiéndose en un proyecto clave para la infraestructura de transporte de la metrópoli.
Desde su arranque el 11 de febrero de 2023, la obra ha enfrentado múltiples obstáculos, principalmente la falta de recursos financieros, lo que ha provocado constantes interrupciones en su desarrollo. Ante la proximidad del Mundial de Fútbol 2026, en el que Monterrey será una de las sedes, la administración estatal había fijado la conclusión de la línea como una prioridad, sin embargo, los retrasos han obligado a reducir la meta inicial.
Ahora, en lugar de los 25.7 kilómetros proyectados con 15 estaciones, el gobierno ha ajustado su objetivo a entregar solo los primeros 9 kilómetros para el evento deportivo. Además de los problemas financieros, el proyecto ha enfrentado una serie de controversias políticas y sociales.
Diversos grupos ciudadanos han manifestado su preocupación por el impacto que la obra tendría en la plusvalía de predios en Apodaca, San Nicolás y Guadalupe, mientras que las administraciones municipales anteriores, controladas por el PRI y el PAN, llegaron a oponerse a la construcción del viaducto elevado al considerar que el proyecto ejecutivo no fue presentado con la transparencia suficiente.
La Línea 6 representa uno de los proyectos de movilidad más ambiciosos de Nuevo León, pero los constantes retrasos y la incertidumbre financiera ponen en duda su conclusión en el corto plazo.